
Callada ingravidez del mundo, 21.05.08

En la Galería Siboney y hasta el 10 de junio ha reunido Mazarío una treintena larga de obras, salidas en su mayoría de un intenso proceso de casi aislamiento y absoluta dedicación entre los años 2007 y 2008. Con excepción de algunos lienzos de mayor tamaño –en todo caso no muy grandes, no más allá de un metro–, la exposición “Caos y armonía” se nutre de obras sobre tabla en pequeño, e incluso muy pequeño, formato (pueden encontrarse varias piezas de tan solo 20x20 cms., como por ejemplo una deliciosa vanitas iluminada por un único, humilde e inquietante punto de luz). Es evidente que la media y pequeña distancia constituyen el ámbito en que Mazarío se halla más a gusto, seguramente también en el que más sentido cobra su peculiar lenguaje. Debe señalarse, no obstante, la presencia en esta exposición de una distinción muy marcada entre dos paletas no sé si contrapuestas pero sí distantes. Por un lado, encontramos al Mazarío más habitual de contornos oscilantes y tonos oscuros, plúmbeos y acuáticos, de figuras alígeras y evanescentes como salidas de un cuadro de Chagall, frente a un universo más nuevo y restallante, impregnado de figuras compactas y temas orientalizantes o indígenas, de volutas plenas de colores incendiados –rojos, naranjas, amarillos, turquesas…- y perfiles torturados, que recuerdan ora el más agresivo fauvismo, ora el primitivismo de Gauguin o Matisse.


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De Cai, 18.05.08

El caso es que andaba yo pensando en estos temas cuando me percato de que los gaditanos no sólo ocupan titulares de prensa por semejantes patochadas, sino también por su contumaz afición a pasarse por las corvas el reglamento de Tráfico. Es de recordar, penosamente, que el primer detenido sin carné de conducir a raíz de las nuevas disposiciones de la DGT al respecto era oriundo de este suelo. En estos días continúa el goteo de infractores “de Cai”, que al parecer ocupan las primeras posiciones en el total hispánico –en proporción, se entiende– por su inobservancia de las reglas. Es cierto que en España tenemos alergia a comportarnos cívica y civilizadamente en relación con la conducción (entre otras cosas): los semáforos están de adorno, las pautas de velocidad son para los otros, las rayas continuas se hacen discontinuas cuando nos conviene… pero conducir sin carné de forma reiterada ya pasa de castaño oscuro. Y lo peor de todo esto es que se entiende que la situación tiene gracia, que se es más machote cuanto más se transgrede la ley, que “mola” comentar con los colegas ante unas cervezas que fíjate, por ahí ando sin carné y no pasa ná de ná, que a los de Cai esas pamplinas nos resbalan, quillo.
Es obvio que los logros de esta hermosa tierra son muchos, muy dignos y muy otros. Lástima que algunos tópicos promovidos por sólo unos pocos “de Cai” los echen por los suelos.
Pájaros urbanos, 12.05.08

En estos días se nos echan encima cambios importantes que habrán de alterar la cara de nuestra ciudad, y no precisamente para bien. A algún cráneo privilegiado se le ha metido en la mollera que hay que echar abajo el edificio de Náutica, en una decisión carente del sentido histórico y cultural más evidente. Por aquí semos así. Pero no sólo en eso. Si algo particulariza a las ciudades españolas respecto a las europeas es el odio a la vegetación. El Englischer Garten muniqués, por citar un ejemplo señero, es en España impensable. La fobia a plantas y árboles la demuestran ya los propios ciudadanos con sus actos vandálicos, pero en el caso de los políticos la acción es aún más devastadora: la aversión al verde se traduce en la tala indiscriminada de ejemplares valiosos, en la sustitución de parques por hormigón (más rentable para los bolsillos personales) y en la resistencia manifiesta a proyectar cualquier pulmón dentro de los límites urbanos, por no hablar del abandono que se inflige a los precarios espacios verdes existentes. En Cádiz, el Parque Genovés y los jardines de la Alameda son ejemplo vergonzante de una desidia que debiera abochornarnos cada vez que un turista pone aquí las plantas. Pero no, no hay miedo, que tenemos bien adiestrado el incivismo.
Parte de la configuración de la ciudad son también sus monumentos, quién lo duda. En esta semana, la inauguración del pájaro constitucional con garras dictatoriales (hay que ver qué uñas, por Dios, dan miedo) ha proporcionado buena muestra del desprecio ecológico de nuestros políticos: se arranca para ello un hermoso ficus cuando se supone que el hábitat natural de cualquier pájaro es un árbol. Pero en España los pájaros viven en las instituciones o en los páramos; tal vez por eso todos ellos necesiten de urgente manicura.
Aquí un detalle de las zarpas del monstruo de Frankenstein: garras de buitre, muslos correosos de pollo viejo, cuerpo de huevera y cola-escalera de Jacob. Vean, vean...

Hierro a través, 08.05,08

Hace escasamente una semana, pues, se decidió al fin Santander a testimoniar su homenaje al poeta mediante una escultura a él dedicada, obra de Gema Soldevilla; un proyecto que llevaba durmiendo largo tiempo y que finalmente ha visto la luz… y el mar. El cubo diseñado por Soldevilla, con una plasticidad e inteligencia muy poco habituales en la escultura urbana no sólo de nuestra ciudad, sino de tantas otras en nuestro país, reproduce en el vacío –y ya es difícil esto– una de las dos señas de identidad de Pepe Hierro: su peculiar, rotundísima cabeza (su otro elemento identificativo lo constituían, sin dudar, sus manos), perfilada en y a través de siete paneles de acero con lograda textura de madera. La cabeza de Pepe, modelada así en el aire, se llena de lírico mar por su situación concreta, en el tramo final del paseo marítimo, ya junto a Puertochico. De este modo se ha querido respetar el deseo del poeta de permanecer junto a las olas, si bien ya se han elevado voces de protesta contra la localización del monumento, que para muchos entorpece la limpia visión que hasta el momento se disfrutaba de esta zona; a mí, por el contrario, la ubicación me genera una sensación de fin de viaje, dado que la escultura se ha situado al término mismo del paseo, casi como si no restara más espacio para colocarla… pero por lo demás no me molesta mirar a través de la cabeza de un poeta; será que yo soy rara.
Más extraño, sin duda, pareció el propio acto de inauguración, en que, por motivos inexplicables –mejor no entrar en semejante tesitura–, apenas hubo presencia de personas del mundo de la cultura, menos aún del mundo de las letras. Lástima. Algo que forma parte del peculiar anecdotario santanderino y de lo que cada quien, en su nivel, debiera extraer su moraleja.
Han pasado ya más de cinco años desde la muerte del añorado Pepe Hierro, y este es uno de los primeros aldabonazos materiales del recuerdo desde entonces. Pepe Hierro no cuenta siquiera con una calle o plaza en esta ciudad que tanto quiso, reconocimiento que en cambio se ha otorgado a personajes infinitamente más irrelevantes. Del asunto de la estancada Fundación Hierro mejor no hablar, que ya lo he hecho en otras ocasiones y no me gusta repetirme; por ende, ya sabemos que hay prioridades “infinitas” en la cultura regional. Así que por el momento conformémonos con el acto poético de soñar Hierro a través, que más gestos no hay en lontananza.
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Educación, 02.05.08

Con independencia de que estemos más o menos acordes con la redacción concreta de los textos que integran la polémica asignatura de Educación para la Ciudadanía, lo que debe hacernos reflexionar es la base ¿jurídica? sobre la que se sustenta la sentencia con que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía anula determinados contenidos de la asignatura en cuestión: y es que parece ser que plantear el respeto entre hombres y mujeres e intentar educar a los jóvenes en ese ideario obvio “invade la ética, el derecho y la moral”, aparte de suponer una vulneración de la “neutralidad obligada del Estado”. Mientras leo en la prensa estas descabelladas elucubraciones del TSJA, y a punto de caer en la tentación (irresistible, es cierto) de creer que la oligofrenia se ha apoderado de algunos de sus miembros, me pregunto por qué hay jueces que sistemáticamente se pasan por las corvas nuestra ley de leyes, esto es, la Constitución Española, con la mayor de las impunidades. El artículo 27.2 de la CE afirma que “la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”, artículo que, al parecer, nuestros sesudos jueces ignoran.
Apelar al supuesto derecho de los padres a educar a sus hijos en exclusiva dentro del ámbito doméstico (¿a la manera de Josef Fritzl, por ejemplo?) es una pretensión peligrosa, además de una entelequia en el sistema en que vivimos; por algo firmamos ya hace algunos siglos un Contrato Social con aceptación de áreas comunes y separación de poderes… aunque hace tanto de esto que algunos –en especial nuestros jueces– ya no lo recuerdan.
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