Educación, 02.05.08

Qué difícil es delimitar el ámbito preciso de la educación. En estos días en que asistimos a la penosa batalla (ya sentencia) legal acerca de dónde clavar los postes de la valla, cabe preguntarse por qué continúa siendo la educación un arma arrojadiza y, sobre todo, un instrumento de manipulación de las conciencias con vistas a la formación de ciudadanos que ejecuten órdenes transmitidas a través de un chip instalado allá por donde Descartes situaba la glándula pineal, esa minúscula cosita que ponía en relación el alma con el cuerpo.
Con independencia de que estemos más o menos acordes con la redacción concreta de los textos que integran la polémica asignatura de Educación para la Ciudadanía, lo que debe hacernos reflexionar es la base ¿jurídica? sobre la que se sustenta la sentencia con que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía anula determinados contenidos de la asignatura en cuestión: y es que parece ser que plantear el respeto entre hombres y mujeres e intentar educar a los jóvenes en ese ideario obvio “invade la ética, el derecho y la moral”, aparte de suponer una vulneración de la “neutralidad obligada del Estado”. Mientras leo en la prensa estas descabelladas elucubraciones del TSJA, y a punto de caer en la tentación (irresistible, es cierto) de creer que la oligofrenia se ha apoderado de algunos de sus miembros, me pregunto por qué hay jueces que sistemáticamente se pasan por las corvas nuestra ley de leyes, esto es, la Constitución Española, con la mayor de las impunidades. El artículo 27.2 de la CE afirma que “la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”, artículo que, al parecer, nuestros sesudos jueces ignoran.
Apelar al supuesto derecho de los padres a educar a sus hijos en exclusiva dentro del ámbito doméstico (¿a la manera de Josef Fritzl, por ejemplo?) es una pretensión peligrosa, además de una entelequia en el sistema en que vivimos; por algo firmamos ya hace algunos siglos un Contrato Social con aceptación de áreas comunes y separación de poderes… aunque hace tanto de esto que algunos –en especial nuestros jueces– ya no lo recuerdan.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante comentario. Hace unos días publiqué un artículo sobre el tema que coloqué en mi blog.

Anónimo dijo...

Pues ahora me paso a leerlo. Hace ya varias semanas que estoy casi aislada del mundo... Besos.

C.C.Buxter dijo...

La polémica con esta asignatura es bastante surrealista, sobre todo si tenemos en cuenta que quienes más la critican son quienes venían solicitando que se enseñasen "valores" a los colegiales (quizá se referían, como en la viñeta, a "sus" valores).

El otro día, en Los Simpson (fuente cultural de primera), le pasaban a Bart un video de educación sexual en el colegio, aunque antes de ponerlo le decían a los hijos del puritano Flanders que "de acuerdo con lo que nos ha pedido vuestro padre, salgáis de clase y recéis por nuestras almas pecadoras". Quizá no falte mucho tiempo para que lleguemos a esto...

Por cierto: ¡Feliz regreso al mundo, Ana, se te echaba de menos!

Anónimo dijo...

Queridísimo C.C.: Como bien dices, llegaremos a eso y a mucho más, dado el grado de paroxismo y sinrazón que empieza a avasallarnos.
Yo también echaba de menos leerte a ti y a algunos de los amigos blogueros. Han sido semanas de trabajo demencial. Espero poder reincorporarme ya a la lectura, la escritura y el intercambio. Besos agradecidos por tu fidelidad ;)

Rukaegos dijo...

Bienvenida a la realidad virtual, Anuca. Nos faltaba glamour.
Buen resumen de la situación y excelente valoración. Acaba resultando grotesco que precisamente ellos, los que siempre han lavado conciencias e impuesto su moral, consideren que es propio de un estado totalitario defender cosas tan "ideológicas" y "perversas" como la igualdad entre hombres y mujeres o la existencia de diversos modelos familiares. Como siempre, su lucha es contra la madurez de las personas: siempre ellos y sus secuaces han luchado contra la libertad, contra nuestra capacidad para tomar decisiones, y en ello siguen erre que erre.

Porque imagino que a estas alturas a nadie pillará de sorpresa que al menos dos de los tres firmantes de la sentencia del TSJA sean miembros conocidos y reconocidos del Opus Dei ¿no?

Creo que abriré un nuevo frente polémico en mi blog recordando algunas transformaciones recientes, importantes y no del todo conocidas, en la Santa Madre, que explican bastante bien esta sentencia y otras hierbas.

Anónimo dijo...

Imagínate, querido mío, todavía en los no muy lejanos 80 en mi cole había que rezar por obligación el padrenuestro en pie a la entrada de la profe en el aula; algo que a nadie molestaba y que, por supuesto, no suponía ninguna injerencia del estado en la educación familiar ni en la ética personal. Por no hablar de otro tipo de restricciones más malignas aún y más dolorosas que me callo por discreción, cosas que vi que repercutían en el aislamiento y crueldad hacia determinados niños por parte de la organización del colegio, un colegio muy comm'il faut, por cierto.
Las creencias y prácticas personales son excelentes cuando se hacen por propio gusto, pero resultan intolerables cuando vienen con el membrete de "o pasas por el aro o te achicharro".
Confieso que no estoy muy segura acerca de la idoneidad de la asignatura de marras, pero sin duda mucho más me asusta la absurda objeción de conciencia por parte de padres que no saben siquiera de lo que hablan, de padres a los que les parece bien que la Conferencia Episcopal mantenga a los profesores de religión en absoluta precariedad laboral y humana, de padres a los que desagrada, a saber por qué, que se enseñe a los chicos que hombres y mujeres deben tenerse por iguales y sin embargo entienden como lógico que se imponga a los niños una formación católica velis nolis. En fin, no sigo porque esto podría ser eterno.
Ah, y lo de los jueces del opus... sí, toda una sorpresa :-)
Besos, querido.

Rukaegos dijo...

Sobre la ideoneidad de la asignatura de marras ... bueno, lo dejaré en una aproximación muy sucinta: me parece estupendo que en la Secundaria se articulen fórmulas para que el alumnado reflexione sobre la sociedad en la que vive, sobre los valores que se supone (ahora parece que no) universalmente compartidos (Constitución y Declaración Universal de los Derechos Humanos) y sobre convivencia, actitudes, etcétera. Dentro de EPC cabe desde una lectura crítica de la prensa a talleres o actividades destinadas a prevenir el botellón.
Pero como se habla de que mujeres y hombres somos iguales y de que no se puede vejar a los maricones, pues los cien mil hijos de san cucufato regresan al solar patrio porque por ahí no pasan.
¿Que la asignatura será de dudosa eficacia? En su momento impartí Ética en 4º de ESO. Una asignatura obligatoria (no la alternativa para esa religión tan estupenda, en la que no se manipulan conciencias y que puede robar una hora a historia en Bachillerato porque está claro qué es lo que nos importa y qué lo que no) con contenidos no demasiado lejanos de EPC. Sé que para bastantes de las personas que pasaron por el aula, fue importante. Y gracias a esta materia (y no a música, la otra que impartí) me llegaron algunas de las cosas más bonitas que han pasado en mi vida:
"Entonces ¿dejas el Colegio? ¿Y quién les va a enseñar a pensar ahora?" (Ángela, 17 años, verano de 2005)

Y otras similares. Sí. Claro que sirven.

Anónimo dijo...

Querido R.: Estoy de acuerdo en todo lo que dices, línea por línea. Me parece más que bien que se fomente el espíritu crítico de los chicos (todo lo contrario de lo que predica la religión, por cierto) y que se reflexione de forma tutelada sobre aspectos de actualidad, convivencia y respeto. Lo único que suscita mis dudas es, por una parte, lo delicado de la redacción de los contenidos de EPC, y por otra el examen como rasero para calificar si los niños son o no buenos ciudadanos. Entiendo al tiempo que estas son cuestiones muy difíciles de solucionar, pero lo que es innegable, decididamente, es que no está nada mal que se les expliquen a los chavales valores de civismo y democracia antes que credos y misterios varios.
Besotes.

Anónimo dijo...

Yo creo que una serie de grupos de presión, que siempre han querido tener la exclusiva de la formación moral del país, se empezaron a poner la venda antes de sufrir la herida. Cuando apenas comenzó el debate, yo me preguntaba, ¿y dónde verá esta gente los indicios de esto que advierten? Porque hablaban de riesgos, peligros, etc., pero nada en el planteamiento de la asignatura y en los programas hacía sospechar eso.
Otra cuestión es que muchos libros de texto finalmente hayan dejado mucho que desear y sí vayan en una dirección de adoctrinamiento político que a mí no me parece aceptable (cosa que pasa también en muchas comunidades con los libros de historia, por ejemplo, y nadie pide por ello suprimir la asignatura de historia en la escuela). Eso debería llevar a batallar contra esos casos concretos, no contra la asignatura en sí.
Y es paradójico, como señala C.C. Buxter, que esa gente es la que siempre abogó por una formación integral de la persona y una educación con valores. De ahí que no se entienda que les parezca mal que se enseñen valores cívicos procedentes de la Declaración de Derechos Humanos, de la Constitución, etc.
Y añado más: esta misma gente es la que siempre ha defendido que su adoctrinamiento concreto (en ese caso sí un adoctrinamiento en toda regla) no sólo lo impartan ellos en sus centros, sino que se ofrezca en la escuela pública, que tenga carácter evaluable y que además lo financie el Estado, que ya tiene narices la cosa que eso haya llegado a considerarse como algo normal. Esto sin remontarme al tiempo en que les parecía normal que fuese obligatoria, algo contra lo que no alzaron ni media voz durante cuatro décadas.

La justicia, a ciertos niveles, está tan ideologizada que absolutamente nadie cree en ella. Los políticos la jalean o la descalifican en función de cómo les va en la feria en cada caso concreto y ejemplos hay a puñados, pero ni uno solo sería capaz de defender a priori que el Tribunal Constitucional, o el Supremo, por ejemplo, son profesionales e independientes, dicten lo que dicten.

Y, efectivamente, ponéis el dedo en la llaga al señalar algo políticamente incorrecto: que el derecho -consagrado en la Constitución- de los padres a dar a sus hijos formación moral acorde con sus propias convicciones no debería ser un derecho absoluto, tendría que tener unos límites. Imáginemos unos padres que pertenecen a una secta destructiva, o cuyas convicciones fueran racistas, o ejemplos por el estilo... Yo creo que por encima de las convicciones de los padres -que sí deben tenerse en cuenta- la enseñanza obligatoria tiene que transmitir una serie de valores cívicos comunes. Y luego los padres que hagan en su casita el análisis crítico de los mismos que buenamente les parezca. Pero que al menos se lo curren, para que el niño pueda tener contrastar pareceres, conozca que hay visiones plurales de las cosas y aprenda a pensar, en vez de ser programado en un pensamiento único, sea el del Estado, de su familia o cualquier otro.

Anónimo dijo...

Carlos, creo que lo atinadísimo de tu comentario deja desarmado a cualquiera que se atreva a cuestionar la conveniencia de enseñar valores humanos, democráticos y cívicos a nuestros alumnos. El ejemplo de la enseñanza de la Historia, precisamente, es un caso que citaba yo de manera concreta en algún foro -ya no recuerdo ni dónde ;)-, dado que los libros de texto catalanes o vascos al respecto son de poner los pelos de punta. Y, en efecto, nadie dice nada, porque entre los que ponen bombas y los que nos tienen agarrados por los cataplines para seguir en el poder y chupando del frasco carrasco, pues a ver quién se atreve.
Como tú también subrayas, cuando expuse mi reticencia hacia EPC era, como he detallado en la respuesta anterior, sólo en lo referente a la redacción de libros de texto (algunos dan miedo) y al método de evaluación de esos conocimientos cívicos. Por lo demás, imagínate a alguien como Jiménez Losantos impartiendo EPC... y seguro que hay más de uno; ni de guasa pienso que todos vayan a ser como mi querido Rukaegos. Probablemente, se me ocurre que la solución estriba en la enseñanza de unos textos fundamentales (Constitución, Derechos Humanos, etc.), sin aditamentos y sujeta a estricto examen, y una sección práctica, tutelada por el profesor (siempre que no sea Jiménez Losantos) en forma de trabajo de reflexión que redondee la calificación.
Por supuesto, la existencia de semejante asignatura no invalida en absoluto el enorme peso de la educación doméstica y diaria; bien al contrario, padres en su sano juicio debieran estar acordes con que sus hijos conozcan los contenidos de la Constitución... a no ser que guarden en el armario la camisa azul y el escapulario.
En fin. Besos.

rubén dijo...

Es raro escuchar un debate sobre este tema en términos tan razonables. Recuerdo unas palabras de Savater en este sentido:

"Pero veamos más de cerca hasta qué punto la formación moral y cívica de los neófitos es asunto que corresponda exclusivamente a sus familias. No habría mayor problema si los educados lo fueran para quedarse en casa: lo grave es que saldrán a la calle y se mezclarán con los demás. Si una familia elige instruir a sus vástagos en las delicias del canibalismo, éstos no se contentarán con devorar a la abuelita sino que buscarán pitanza entre los vecinos. Por eso la preocupación por la educación es social, no sólo familiar: financiada con fondos públicos o privados, es siempre un servicio público que debe estar sometido al control responsable de la comunidad. Entonces ¿debe educar el Estado? Pues claro que sí, en lo tocante a la cohesión de la sociedad y a los valores que son necesarios para que funcione la convivencia democrática."

http://es.geocities.com/filosofiaenlucha/savater.htm

Besos, y bienvenida.

Anónimo dijo...

Intentemos ser razonables, ya que otros no lo son tanto...
Besos.

doctorvitamorte dijo...

Acabo de descubrirte, ¿por casualidad?. Me resultan muy interesantes tus comentarios y creo que aportas una nota alta (sobresaliente)a este mundo virtual.Sobre "epc" se ha escrito mucho. Los poderes del estado y los fácticos están enfrentados.Unos y otros manipulan.Todos manipulan:políticos, gobernantes, clérigos,profesores, padres,madres,alumnos, periodistas, comentaristas, arrivistas, desencantados, enfevorizados,...Creo que hay una gravísima falta de "autoridad", que no de poder.

Anónimo dijo...

Doctor Vitamorte: Cierto, la manipulación está al orden del día; imagino que es difícil que cada quien, en la búsqueda de la defensa de sus intereses, modele la realidad a su antojo. Pero hay grados, por supuesto: la manipulación es terrible pero tiene sentido, la obcecación no se puede combatir.
Y en cuanto a la falta de autoridad, también de acuerdo. La autoridad se ha sustituido por el petardeo.
Bienvenido.

Rukaegos dijo...

Por cierto Ana: Lo hago público porque si no creerás que es mentira.

Estuve ayer tomando un café donde siempre y te tuvimos como monográfico de conversación. Y todo el rato hablamos bien ;)

Como sé que estás desacostumbrada pues ... jejeje

Anónimo dijo...

Gamberro!! Seguro que erais todos gente de mal vivir :-))
Besotes.