Ligeti: ciego y sabio en el laberinto, 12.07.06

Cuando niño, mientras estaba a punto de dormirse o mientras paseaba, en su imaginación entretejía piezas musicales completas. Algo que –pensaba él por entonces– hacían todos los niños en cualquier lugar. Años más tarde, cuando descubrió que no era así, que los niños cuando pasean no piensan en la música, sino en bicicletas, animales o meriendas, nació en realidad Györgi Ligeti, el compositor.
Tras estas alucinaciones infantiles vinieron otras: el hallazgo estrictamente sonoro de la lengua rumana por la inusitada conversación entre dos policías, la epifanía de ver a Chaplin en Los Tiempos Modernos interpretando una canción cuya letra olvidaba intencionadamente. La obsesión por las interminables posibilidades del sonido y la curiosidad más incesante fueron quizá los caracteres más definitorios de Ligeti: uno de los músicos realmente imprescindibles del siglo XX, muerto para el mundo –no para el arte y su emoción- hace hoy exactamente un mes. Un mes, por otra parte, en el que nada ha sucedido en relación con la desaparición de Ligeti, salvo tres o cuatro necrológicas más interesadas en la relación del compositor transilvano con los desmanes de Kubrick que en cualquier celebración de su obra musical.
La relación de Kubrick con Ligeti –que no al revés– incide en la percepción de lo misterioso, y esplendoroso al tiempo, de su universo tímbrico. Aunque en realidad, los usos indebidos de Kubrick –sabido es que el director neoyorkino empleó sin permiso la obra de Ligeti en 2001, por lo cual éste le demandó por el montante simbólico de un dólar- hicieron poca justicia al espíritu real, al vuelo mucho más alto del intelecto ligetiano. Baste recordar que la Musica ricercata (1953) que acompaña a esa película de sugerencias frustradas que es Eyes Wide Shut representa en realidad una afrenta a las autoridades censoras húngaras, que veían en su peculiar uso de las doce notas de la escala cromática un elemento decadente y por ello reprimible.
Investigación y curiosidad, dijimos antes. Las mismas que llevaron finalmente a Ligeti y su mujer a huir de Budapest, en 1956. Por la noche, en un tren, ocultos bajo sacas de correo, acompañados tan sólo por un portafolios, algunas partituras y los cepillos de dientes –detalle que a Ligeti le gustaba recordar– hicieron un viaje con destino a Austria, país en el que fueron descargados en mitad de un lodazal. Vivencia gráfica, en verdad, de la emergencia y la resurrección. La resurrección, de nuevo, pues ya diez años antes había estado Ligeti retenido por los nazis en un campo de concentración. Al fin, entonces, Austria. La emigración desde el amor por Bartók y Debussy a su abandono. Tras una breve estancia de dos años en Colonia, adonde se dirige a investigar impulsado por Stockhausen y Heimert, regresa a Viena satisfecho por su primer aunque efímero contacto con los sonidos electrónicos, y al tiempo saturado por las pretensiones supuestamente innovadoras de algunos de los “colegas” alemanes. Ya en los 60 alumbra Ligeti algunas de sus obras más características: Atmosphères, su estremecedor y envolvente oratorio Réquiem o el despojado Lux aeterna, que desarrollan el concepto estilístico de micropolifonía que será tan significativo en su autor. Luego vendrá la fascinación por el jazz y las músicas étnicas africanas y asiáticas, también su interés por el polvo de Cantor, los fractales de Mandelbrot o el vértigo invencible de Escher: la matemática y su abstracta perfección, aunque en la música de Ligeti –humana, demasiado humana– siempre late como un regalo lo imperfecto, lo tangible.
A Györgi Ligeti le gustaba presentarse como un ciego que en un laberinto tantea las posibilidades del arte; el arte, donde, como él decía, “no existen los problemas, sino las soluciones: diferentes concepciones, diferentes modos de plasmarlas”. Györgi Ligeti, ciego extraño, ciego sabio: sus inquietas y lúcidas respuestas han desnudado el enigma musical de la cultura de occidente durante casi un siglo. En esa luz estamos.

2 comentarios:

Jaime Paz dijo...

Me gustan mucho tus posts (no sé si ya te lo dije), porque se aprende bastante. Tengo una pregunta que siempre me hago cada que leo tus blogs: cómo es que escribes algo como esto? es decir, cómo realizas la investigación, qué fuentes son las que consultas, cuántos años llevas haciéndolas, y donde se estudia eso?

Saludos.

Anónimo dijo...

Muchas gracias por tu generoso comentario. Espero que podamos seguir leyéndonos mutuamente. Un saludo.