Shostakovich: el músico enclaustrado, 27.09.06

Hace escasamente dos días se cumplía el centenario del nacimiento de Dimitri Shostakovich, que ha pasado bien inadvertido frente a los fastos generados al calor de la leyenda mozartiana. Sin embargo, Shostakovich tuvo una biografía –y hasta una traza física, ciertamente sugestiva– tan dignas de película como las del propio genio salzburgués.
El excelente montaje de la ópera realmente magistral de Shostakovich, Lady Macbeth de Mtsensk, que realizó en España hace un par de años el Helikon Theatre, tradujo con sabiduría no sólo la deslumbrante obra del compositor, sino también lo arriesgado de sus temas y, sobre todo, una constante en su creación, que se me antoja la de la ironía; sólo desde esa atalaya puede intentar aprehenderse el verdadero y paradójico, a veces desconcertante, espíritu del músico de San Petersburgo.
El quehacer musical de Shostakovich –por otra parte, también magnífico pianista– estuvo fuertemente determinado tanto por los conflictivos acontecimientos políticos de su entorno como por sus propias inestabilidades emocionales. La ironía se convirtió en la máscara perfecta para vadear el peligro, el azaroso piélago en que le toco crear. Siempre a caballo entre la condena de sus obras por el régimen comunista y su supuesta participación activa en él, lo cierto es que la auténtica implicación del músico en el régimen estalinista sigue resultando muy controvertida para los críticos: si bien es verdad que Shostakovich compuso con profusión bandas sonoras para los cineastas del régimen, que llegó a alumbrar una encendida loa a Stalin en su Canción de los Bosques en 1950 y que incluso un año más tarde llegó a convertirse en diputado del Soviet Supremo, no es menos cierto que esta vinculación llegó a cuajar después de dos décadas de represión, en que el compositor fue denunciado abierta y públicamente en dos ocasiones: primero en 1936, en un artículo promovido en el Pravda por el mismo Stalin que llevaba por título Caos en vez de música –dirigido esencialmente contra su Lady Macbeth de Mtsensk–, y más tarde en 1948, cuando en virtud del Decreto Zhdanov, y acusado de “formalismo” –es decir, de carencia de propósito y contenido sociales-, sus trabajos fueron censurados durante años, se le obligó a disculparse públicamente y su familia sufrió múltiples restricciones a nivel particular. Tras esta última denuncia, Shostakovich debió entender el alcance real de la advertencia, pues inició una etapa de composiciones complacientes para el régimen, que simultaneaba con trabajos más independientes que, por supuesto, tardaron muchos años en salir a la luz, y que se encontraban plagados de referencias cifradas a músicos (especialmente Bach) y modos no precisamente del gusto estalinista.
La vida privada del compositor también se vio sacudida por numerosas irregularidades. En particular, tres matrimonios –el último de ellos con una mujer treinta años más joven que él– dan fe de una agitación emocional poco común. Tampoco pueden olvidarse algunas de las manías que le aquejaban, según sus biógrafos y algunos de sus familiares: su limpieza compulsiva, su obsesión por el tiempo y los relojes, su control de la eficacia del sistema postal –que verificaba enviándose cartas a sí mismo–, los continuos tics en su rostro…
Los años finales de Shostakovich transcurrieron entre la poliomielitis, el cáncer y el desencanto. No es extraña, entonces, la oscuridad de sus últimas composiciones. De la enclaustrada vida de este enamorado del jazz y de la poesía –en sus composiciones aparecen Tsvetaieva, Apollinaire, Rilke o Lorca- nos han quedado quince sinfonías y quince cuartetos para cuerda –seguramente esta simetría sería causa para él mismo de satisfacción– que son en verdad imprescindibles en la música contemporánea.

4 comentarios:

西班牙加菲貓的媽 dijo...

Me asombro ver que a alguien le interesa buena música, compositores, directores, y Shostakovich .......

Cuando murió Shostakovich, la prensa española no mencionó ni una palabra, cuando murió Sinopoli tampoco. Eso sí, cuando muere algún familiar de un famoso o famosillo ....... es la noticia del año.

Anónimo dijo...

Razón tienes, querido amigo. El desdén de este país hacia las artes y las letras es alarmante. Mientras no nos cosan una estrella en la ropa para distinguir a quienes tenemos esas peligrosas aficiones, démonos por satisfechos...

西班牙加菲貓的媽 dijo...

Querida Ana,

La música buena está siendo marginada por la globalización y grandes corporaciones. Los medios de comunicación enseñan el mal gusto y así vamos ......

¿Para qué se esfuerzan las empresas para invertir en la investigación y desarrollo, si se puede especular con la vivienda?
¿Para qué se esfuerzan las empresas a ofrecer buena música, si se puede educar el mal gusto y el publico se queda contento con la mala calidad?
¿Para qué se esfuerzan los jóvenes a perder 10 años de su vida en el conservatorio, si se puede hacer "edredoning" en Gran Hermano?
¿Para qué se esfuerzan los jóvenes a ser periodistas de investigación, si se puede forrar como periodista de noticias rosas?

Este país no da importancia a los recursos humanos, no da importancia al desarrollo e investigación, no da importancia al esfuerzo, no da importancia a los estudios, no da importancia a la cultura, no da importancia a las vidas de los animales ..... pero es el país que tiene las fiestas más grandes y ruidosas del mundo.

P.D. Soy una chica extranjera que ha vivido más de la mitad de su vida en este país, aunque mi mentalidad nunca ha podido ser la de aquí. Encantada de conocer a algún español que no piensa como la inmensa mayoría de este país.

Anónimo dijo...

Querida amiga: En primer lugar, perdón por el cambio de sexo... Es que tu nombre no aparece en la identificación de Blogger.
Respecto a lo que planteas, estoy de acuerdo en todos los aspectos. La dictadura del dinero lo ha invadido todo, y el dinero -o su generación- va habitualmente asociado a la vulgaridad (espectáculos vulgares, aborregamiento de las masas, etc.).
Eso sí, también te digo, en relación con tu pesimismo respecto a este país -que, repito, en gran medida comparto- que en todas partes cuecen habas...