Bufonadas, 03.03.08

Por mis noticias, ciertos "personajes" están ya movilizándose. Hay páginas web habilitadas ex profeso para ello (omito dar direcciones), y un clima insano que se está propiciando desde determinados ámbitos. Me refiero a los grupos de protesta por la presencia de Leo Bassi en Cádiz, que el 20 de abril llegará al Teatro Falla con su polémico montaje La Revelación. Una situación que no me resulta desconocida, pues la viví ya en Santander, con motivo de la representación del mismo espectáculo en esta ciudad. En aquel día de diciembre de 2006 recuerdo que acudí al teatro con miedo: miedo de sufrir alguna agresión por parte de quienes se habían erigido en defensores de la ley y el orden... vociferando a la entrada del local.
He de confesar que a la obra de Bassi me encaminaba con prejuicios no precisamente positivos, inducidos por intervenciones televisivas no muy afortunadas del cómico italiano. Sin embargo, me pareció indigno acatar los dictados de los violentos, y por otro lado, nadie en su juicio dejará de admitir que para evaluar algo es preciso conocerlo. Y he aquí que La Revelación se convirtió en una sorpresa, no sólo para mí, sino para muchos de los que allí estábamos, más presentes por la curiosidad y la defensa de la libertad de expresión que por admiración hacia el italiano. El espectáculo resultó ser divertido pero, sobre todo, reflexivo; un espectáculo reivindicativo de los derechos más elementales del ser humano y que repasó algunos de los problemas más candentes de la actualidad (la inmigración, la ecología, las políticas de ocupación, los conflictos bélicos) a partir de la revisión de dogmas asentados en la civilización cristiana, pero también en la islámica o la oriental. La Revelación no fue un alegato anticatólico ni antirreligioso, sino un toque de atención hacia las atrocidades cometidas por el Hombre desde el comienzo de los tiempos, y una apelación a la fuerza de la razón –referenciada por las imágenes proyectadas de Sócrates, Hipacia, Voltaire, Kant, Montaigne o Descartes– y al poder de la Naturaleza como entorno purificador contra el abuso y la opresión.
En fin: una bufonada más juiciosa que los gritos desaforados de quienes sin educación nos increpaban desde afuera. La ignorancia es madre del atrevimiento. También de la barbarie.

6 comentarios:

Idea dijo...

Ana, no podría estar más de acuerdo con tu última frase, que la ignorancia es la madre de la barbarie. Siempre habrán atrevidos, inadaptados o energúmenos, pero cuanto más apuesten e inviertan las sociedades en la educación, más probabilidades habrá de que finalmente la civilización le gane la batalle a la barbarie.
Cariños y como siempre, un placer leerte, I

Anónimo dijo...

Mi queridísima: Qué razón llevas. Lo único malo es que, por desgracia, incluso las sociedades supuestamente cultas o civilizadas dan la espalda a este pensamiento y la educación se está descuidando más cada vez. Sólo hay ue echar un breve vistazo en derredor...
Un beso para ti.

Anónimo dijo...

Es cierto que las apariciones de este señor en la televisión han sido cuanto menos terroríficas, por lo que uno/a tiende a asociarlo con intervenciones de poca calidad. Son los prejuicios que todo humano tiene, me alegra su participación en esta nueva obra. Si me es posible, prometo ir.
Gracias por la noticia.
(una lectora silenciosa que te va siguiendo desde hace algún tiempo)
Un saludo

Anónimo dijo...

Querida Noviembre: Me alegra que te hayas decidido a romper tu silencio; en definitiva, un blog es una aspiración al diálogo.
Tienes razón en lo que apuntas acerca de las penosas intervenciones de Bassi en la televisión. Pienso en realidad que la televisión degrada prácticamente cuanto toca. Pero la obra fue una sorpresa, sí que lo fue.
Un abrazo de bienvenida.

Anónimo dijo...

Ana:
No he visto a Leo Bassi en directo. El día que estuvo en Santander, yo andaba fuera. Me hubiera acercado siquiera fuera como acto de protesta contra los cavernarios de dios y de la iglesia. Veo que en todos los sitios cuecen habas, y en algunos casos a calderadas. En todo caso, si así fuera, bievenida sea alguna irreverencia.
Un beso

Anónimo dijo...

Querido Escéptico: Creo que te hubiera gustado. La verdad es que puedo decirte que nos sorprendió a la mayoría de los que estábamos allí: casi todos fuimos por reacción contra las imposiciones de los violentos y salimos gratamente impresionados, porque las supuestas irreverencias no fueron tales y hubo rasgos de inteligencia escénica.
Un beso.