Increíble, 22.06.08

Increíble. Con ese adjetivo le convocan. Y en efecto, increíble es que a estas alturas, siglo XXI y tal, a alguien le interese un hombre verde. Imagínense un sujeto que en cuanto le sube un pelo la tensión –por ejemplo, si le tardan en la caja rápida del súper– crece sin tasa hasta alcanzar la talla de nuestro pajarraco constitucional, se le marca la carótida en el cuello y, sobre todo, se pone del color del campo en que España se tienta hoy los calzones ante Italia. ¿Quién podría creerse algo así? Y en cualquier caso, ¿a quién le preocuparía lo más mínimo? Tenemos la crisis, la hipoteca, el terrorismo y el paro acechando a la vuelta de la esquina. Por tener, tenemos incluso la prioridad del lenguaje paritorio –perdón, paritario– colapsándonos la meninge femenina. ¡Como si fueran a llamar nuestra atención las desventuras de un tal Hulk, alias “la Masa”!
Y sin embargo ellos –los americanos, digo–, erre que erre. Este viernes nos han colado en los cines la enésima versión del gigante verde, que por no vender ya no vende ni espárragos en lata. Llevan intentándolo desde los 60, pero ná. Recuerdo aún aquella insoportable serie de televisión en la que conocí al engendro. Siempre me chocó que cuando el tipo crecía, los pantalones le seguían sirviendo –aunque por media canilla, tipo pirata– pero las camisas no; ni por asomo, oigan. Al parecer, el buen amigo se pone así por un exceso de radiación, si bien eso no debería ser un problema: el otro día le leía en una novelilla a Péter Esterházy que la radiación incrementa el deseo sexual, que así se ha demostrado en Chernóbil y Kozlodui. Pero hungaradas aparte, a lo que iba es a que a nadie, ni grande ni pequeño, le gustaba la petardada aquella. Hace pocos años Ang Lee propuso la versión made in Taiwan para pantalla grande, y se cayó con todo el equipo: a la segunda semana no lo aguantaba ni él, aunque pretendió darle un toque filosófico a la cosa –quizá una reflexión sobre los excesos de las multinacionales camiseras en los países orientales–. Un fiasco.
Ahora el monstruo vuelve por sus fueros, y para que tenga más tirón le han puesto un pedazo miembra al lado; a ver si Liv Tyler le echa un cable, porque el amigo Hulk está miasmático perdido: pero qué mal color, por Dios.

10 comentarios:

Sir John More dijo...

Oiga, oiga, espere, es que me quedé atascado en esa frase suya... ¿Que la radiación aumenta el deseo sexual? Y así, al paso, pensaba yo que ya está bien de que los dueños del petróleo sigan manejándonos como títeres, ¿no? Yo las centrales nucleares siempre las he visto con muy buenos ojos... Pero, dígame, no acabaremos todos verdes como el señore ese increíble, ¿no? Verde y con el deseo a flor de piel... Qué coincidencia... En fin, y qué lío. Eso sí, a la Masa me la imagino hasta comiendo los espárragos en lata, pero en la tarea... Estos americanos un día inventan de veras el orgasmatrón.

Suerte esta tarde. Y besos.

Anónimo dijo...

Jajaja, lo del orgasmatrón es la bomba, Sir; pero qué ideas tiene usted :-)
Beso del color que usted lo quiera.

Rukaegos dijo...

Creo que era en el cole de Mafalda donde mantenían por fin conversaciones a nivel literario (entre Susanita y Mafalda) tras aprender a leer.
¿Tú mamá amasa la masa?
Sí, mi mamá amasa y sala la masa.

Para ponerla verde, supongo que o bien la insultaban o le añadían puré de guisante deshidratado al final de la cocción.

En cuanto al bicho marvel ... hay otros superhéroes con más chechapil: Flash, Silver Surfer, Ice Man, Cíclope, Johnny Storm y otros.

Eso sí, lo de caber en los pantalones y no en la camisa me recuerda a algunas de las musculocas del Ohm :P

Anónimo dijo...

Cariño, su sola enumeración me eriza los pelos del colodrillo.
Y los del Ohm, por Diox :-D
Besos.

NUNCIO TAMALLANGOS dijo...

Querida Ana,
Te voy a confesar algo. Yo hay una cosa que rescato de esa serie: el tema musical principal estaba compuesto por un tal Joseph Harnell y, tocado a piano, sonaba bien. Te paso un link por si te atreves a escucharlo. (http://www.goear.com/listen.php?v=f807fd5) Te diré que esta versión no es la de la serie, pero servirá. Más allá de esto, poco. Hulk no me apasiona en absoluto. Prefiero a Indiana Jones, jejejeje.
Un beso.

Anónimo dijo...

Pero si tú eres muy joven para saber nada de esa serieeeee!!!!
Por ti haré un esfuerzo para escuchar el tema :-)
Besos grandes.

Bardamu dijo...

Jo, no recuerdo la serie, no he leido los chistes (o comics, que se dice ahora), no pude con la peli de Anggggg Lee (al parecer, hasta la productora hace como si no existiera),pero siempre me llamó la atención el detalle de los pantalones.
Además, siempre me cayó bien el bicho. Luego me he enterado de por qué es verde, de que durante doce años el guionista de la saga le dotó de un conflicto de nosequé que le daba gran dramatismo al personaje hasta que la empresa dijo que había que matar a su chica (no sé quien era) y el guionista dimitió asqueado...Y me sigue cayendo bien, y si la radioactividad le hace esos favores, pues mejor aún.
Y nada, que casi que sólo pasaba a saludar.
Un beso

Anónimo dijo...

Arggggh, ¿cómo te puede caer bien? Yo odiaba hasta las conservas, oye :-)
Besos.

C.C.Buxter dijo...

Yo sí que soy de verdad demasiado joven para recordar esa serie ;P (he cumplido hace poco años y tengo que dármelas de chavalín...) La que sí recuerdo era una que daban de Batman y Robin; eso sí, un Batman con barriga ("un superhéroe normal para hombres normales", dirían ahora), que cada vez que pegaba un puñetazo hacía que la onomatopeya correspondiente saliese escrita en pantalla.

Nunca he entendido cómo es posible que se hagan versiones y versiones de una misma cosa y la gente siga viéndolo. El otro día anunciaban en la tele "Loca academia de policía...¡¡¡¡¡siete!!!!!", y hace poco leí que estaban preparando para el cine Star Trek catorce o algo así... Como diría Jorgewic, cualquier cosa con tal de no coger un libro.

Anónimo dijo...

El amigo Jorgewic siempre da en el clavo (con el martillo, claro :-D). En España hay mucho miedo a los libros y a la cultura de calidad. Cosas de la democratización de la cultura... y de la idem de la política. Qué le vamos a hacer.
Besos.