Ángel González todavía, 12.01.08

De Ángel González, ahora que nos falta, no me encuentro en condiciones de evocar demasiadas cosas. Tampoco le vi en demasiadas ocasiones; pero esas ocasiones, a cambio, las recuerdo con perfecta nitidez.
A Ángel le gustaba comer poco, algo que tenía que hacer como a escondidas, cuando se mostraba apartado, en cafés pequeños, retirado de los compromisos y de las miradas insolentes. A Ángel, además, le gustaba el yogur. Siempre pensé que su frugalidad, incluso esa breve blancura del yogur que le rendía, tenía mucho que ver con su extraordinaria timidez; una timidez que encubría habitualmente tras un velo un poco arrogante, un poco ácido, con que alejaba a quienes no tenía especial interés en saludar.
La última vez en que nos encontramos fue ya hace algunos años, con motivo de una entrevista que le realicé para El Diario Montañés, en el marco de un curso veraniego de la UIMP sobre la Generación del 50. Continuaba entonces sin esperanza y con convencimiento, renegando también de la belleza como verdad posible en el mundo. No era optimista con respecto al curso de los tiempos, de los acontecimientos políticos y económicos. “Con la belleza no se come”, decía Ángel en uno de sus versos, en expresión heredada de su tía (según me confesó), y aún hoy, quién sabe por cuántos siglos más, ese pragmático axioma sigue siendo cierto.
En Santander acariciamos durante un tiempo la posibilidad de dar a la imprenta un libro de poemas inéditos de Ángel González. Durante muchos años se gestó aquel bello proyecto, que había de ver la luz en la ya extinta editorial Árgoma, a cargo de Gonzalo Román. En Árgoma también habían visto la luz poemas de Carlos Salomón, de Carlos Bousoño, de Luis Antonio de Villena. A la muerte de Román tomó las riendas de la editorial su hija Lorena; el último libro que apareció en Árgoma fue, justamente, el de la autora de estas líneas, que había obtenido el Premio Alegría en 1999. Ángel González era el autor que había de publicarse a continuación, pero nunca llegó a buen puerto aquel proyecto –para desgracia mía, pues me hubiera encantado tenerlo como compañero de cubiertas–. Árgoma se terminó, y con ella el sueño de un libro de Ángel editado en Santander.
En el día de hoy es triste escribir sobre Ángel González, sobre los libros que no fueron, sobre las palabras que ya no serán más. Recuerdo que en mi libro de Árgoma, Naturaleza Muerta, uno de mis poemas (“Reconciliación”) se encabezaba con unos versos de Ángel que me resultaban estremecedores: “Parece/ que no ha pasado la muerte por nosotros”. Así, precisamente, prefiero recordarlo. Todavía.

13 comentarios:

Javier Menéndez Llamazares dijo...

Muy interesante lo de esa editorial santanderina; ¿todavía se pueden encontrar esas ediciones que mencionas?
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Me temo que son animales arqueológicos, disponibles tan sólo -y eso con suerte- en librerías de viejo. Yo sí los tengo, claro, pero fíjate que incluso conservo dos ejemplares de Naturaleza Muerta :-))
Beso.

Rukaegos dijo...

Voy a darle una pequeña buena noticia a Javier: te puedo facilitar ejemplares de casi todos los números de Árgoma ;) pégame un telefonazo, quedamos y te los paso.

Anónimo dijo...

¡¡Qué bueno!! Pues se lo diré y te llamaré. Un beso agradecido.

NUNCIO TAMALLANGOS dijo...

Me ha encantado cómo has terminado el texto, Ana. "Todavía". Es una bella manera de recordar a los que no están.

Un beso.

Anónimo dijo...

Tantas veces un adverbio nos rescata el recuerdo...
Un beso, querido Nuncio.

leo dijo...

Qué podría añadir, Ana: nada. Sólo gracias.
Un beso.

Anónimo dijo...

Hola , es muy bonito todo lo que has escrito.Gracias

te invitamos a que te unas si te apetece al pequeño homenaje que también le estamos rindiendo en nuestra página a este gran poeta: compartiendo en los comentarios algún poema suyo, unas palabras, lo que quieras.

Eterno Ángel González

Muchas gracias y saludos.

Mara Torres Página no oficial

Anónimo dijo...

Hace un momento envié mi pequeña aportación a la página no oficial de Mara Torres.
Me gustó el tuyo, que leí en El Diario y en tu blog.
Muchos hemos incoporado a Angel González a nuestros blogs. Si eso ayuda a que se lean sus poemas, algo habremos conseguido
Un beso

Anónimo dijo...

Sí, querido Escéptico, en poesía todo resulta más sencillo cuando nos animamos a leer.
Un gran beso para ti.

Anónimo dijo...

Yo tambien me uno a tu artículo y te dejo uno por aquí:

SIEMPRE LO QUE QUIERAS

Cuando tengas dinero regálame un anillo,cuando no tengas nada dame una esquina de tu boca,cuando no sepas qué hacer vente conmigo
-pero luego no digas que no sabes lo que haces.

Haces haces de leña en las mañanas
y se te vuelven flores en los brazos.
Yo te sostengo asida por los pétalos,
como te muevas te arrancaré el aroma.

Pero ya te lo dije:
cuando quieras marcharte ésta es la puerta:se llama Ángel y conduce al llanto.


MARA TORRES blog


Saludos


Nota:yo también tengo un artículo de Ángel González en mi blog por si quieres leerlo ;)

Anónimo dijo...

Como suele ocurrir en estos casos, a veces vamos saltando de blog en blog y, del blog de Labana dedicado a la periodista y escritora Mara Torres, aterrizo en el tuyo. Y me encuentro con este testimonio personal sobre Ángel González. La verdad es ocasiones como ésta, prefiero, más que consideraciones eruditas sobre su obra, leer estas pinceladas sobre su persona, en la distancia corta y, además, desde la inteligencia y la sensibilidad de otra poeta. Gracias, Ana, por tu escrito.

http://carlosjaviergalan.blogspot.com/2008/01/ngel-gonzlez.html

Anónimo dijo...

Gracias por tus palabras, Carlos Javier. Aprovecharé yo también para darme una vuelta por tu casa.
Un abrazo y bienvenido.