
Entre tanto, Rosa Regàs, directora de la Biblioteca Nacional, también parece estar enamorada, en este caso de los tiempos republicanos. Probablemente aquejada de “dolor del regreso” –que es lo que implica, como es sabido, el término ‘nostalgia’– Regàs ha brindado públicamente en el Día del Libro por la Segunda República española –brindis, quién lo duda, de lo más apropiado para la ocasión. Carmen Calvo ha intentado echarle un capote aun desde Cantabria, pero ni por esas. Regàs se ha ratificado obstinadamente en sus amores, lo que no deja de resultar extraño ocupando como ocupa un cargo público en el seno de una Monarquía y en el contexto de una Constitución que, guste más o menos, es tal cual es y a ella nos debemos todos. Regàs ha aclarado, en todo caso, que brindaba por la Segunda República y no por la Tercera, lo que, según se lea, no sabemos muy bien si es mejor o peor… Y es que a Regàs, cuando intenta explicarse, le pasa aquello que decía Mae West de que cuando era buena era mala y cuando era mala era peor. Así le ocurrió también después de anunciar su intención de mandar la estatua de Marcelino Menéndez Pelayo al cuarto de las ratas, apostillando que no lo hacía por antipatía, pues valoraba que hubiera escrito su Historia de los heterodoxos españoles –demostrando con ello que no ha visto ni siquiera las tapas de la obra. No la toquen ya más, que así es la cosa.
Y entre amores animales y amores políticos, pues una de amores al desnudo. El fotógrafo estadounidense Spencer Tunick ha repetido la hazaña de fotografiar en España a 1.200 personas desnudas, en concreto en la playa de La Zurriola y entre los cubos del Kursaal de Moneo (en 2003 logró desvestir a casi 7.000 voluntarios en Montjuich). Parece que entre las tomas más floridas se encuentran algunas de parejas en posturas eróticas entre las rocas –qué dolor. El amor también está en Donostia. Falta hace.
Así las cosas, no hay que sorprenderse de que 3.364 cibernautas hayan elegido finalmente ‘amor’ entre 7.130 palabras como la más hermosa del castellano, después del “maratón” de opinión convocado por la Escuela de Escritores de Madrid para celebrar el Día del Libro. Oh, amor, amour, amore, Liebe, love… no podríamos vivir sin ti.
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